miércoles, 7 de junio de 2017

¿Cómo preparar a los peques para emigrar?

Al decidirnos emigrar, para nosotros era primordial la estabilidad, seguridad y adaptación de nuestro hijo que estaba por cumplir 4 años. Con un vocabulario extendido y bastante capacidad de entendimiento, le explicamos que por razones de trabajo su papá (nunca le detallamos los problemas presentes en Venezuela, ya que no se correspondían con su edad y no era mucho lo que el pusiese hacer enterándose, más que angustiarse y era lo menos que necesitábamos en ese momento) se tenía que venir a Argentina y que íbamos a tener otra casa y el otro cuarto. En definitiva, que el estuviese tranquilo, procurarle en lo posible una adaptación amable y tranquila, nos daría tranquilidad para resolver otros aspectos.

Desde que decidimos irnos, hasta que concretamos, pasaron 3 meses. Tiempo en el que íbamos hablando de los cambios que iban a venir de la manera más natural posible. Es esta etapa fue importante estar tranquilos nosotros como padres, porque no es un secreto que las angustias son lo primero que sienten los niños. Le enseñaba fotos del lugar a donde nos íbamos (ya lo conocía por un viaje anterior), procuramos hacer fiesta de despedida de su guardería, preparó su morralito de juguetes y se despidió de sus abuelitos y amigos con el plan de conversar por vídeo cada vez que quisiera.  La mañana que salimos de casa, me emocionó su tranquilidad y ver cómo se despedía de sus juguetes, su cuarto, sus abuelos y su casa: "chau  Juguetes, chau cuarto, chau casa, chau abus! Nos vemos pronto".

Además de hablar bastante y explicarle los cambios que íbamos a tener, considere necesario consultar con una especialista y por fortuna, también amiga Joana Alenso, psicóloga @psicologiaparami, mamá de morochos contemporáneos con mi hijo, y además venezolana viviendo fuera de Venezuela. Le pregunté qué hacer para manejar de la mejor manera el proceso migratorio con mi hijo. Sus consejos y datos fueron determinantes en lo que yo considero, fue un proceso armonioso.

Inicialmente me recomendó empacar objetos de su cotidianidad: sabanas, juguetes, libros, material de actividades, algunos adornos de su cuarto, sus implementos de alimentación, su elementos de apego. Importante hacerlo participe: preparar su maletica, preguntarle que era importante que no se quedara. Explicarle que encontraríamos cosas nuevas (ni mejores ni peores, solo cosas diferentes): por ejemplo: no vamos a tener auto, pero vamos a usar autobús (colectivos).

Dato importante fue tratar de mantener sus rutinas lo más parecidas posibles: si ya asiste a la escuela, su hace siesta, si leen cuentos para dormir y evitar algún otro cambio importante durante la adaptación: dejar pañales/teteros, ingresó escolar, dejar pañales, dormir solo.
Entre todo lo que implica la llegada a un nuevo país, consideró determinante no dejarnos arropar por los pendientes. Darle su espacio y nuestra atención a los niños es un punto que nos traerá tranquilidad más adelante.

Al llegar, mientras nos acomodamos, empezábamos trámites y a la par de muchos pendientes, decidimos tomarnos 2 semanas de "vacaciones". Paseos sencillos, reconocimiento de la zona y así fuimos conociendo el entorno antes de iniciar las rutinas escolares.

Porque lo he dicho en muchas oportunidades y he manifestado mi agradecimiento a su ayuda, en esta publicación compartimos a continuación datos, consejos y recomendaciones de mi querida Joana, sobre cómo preparar a los niños para un proceso migratorio amable:
Nos explica Joana Alenso, psicóloga @psicologiaparami, lo siguiente:
Existen algunas indicaciones generales para cualquier edad.

  • Es fundamental respetar la ansiedad, el malestar y el duelo del niño frente a la partida. Esto es lo más importante! Si tenemos un hijo pequeño que se torna un poco más sensible, que llora por cualquier cosa, o si tenemos un adolescente que se torna un poco más rebelde, en ambos casos, como padres tenemos que tener la sensibilidad de entender y respetar que este es su forma de lidiar con todo el proceso migratorio y darles la contención y el apoyo que necesitan. 
  • Hablar con antelación, incluso cuando son pequeños y explicarles (adaptado a su edad) que vamos a cambiar de país, de casa, de entorno. Es importante que esto también sea en un tiempo adecuado. No hacerlo con demasiada antelación, que genere ansiedad innecesaria, pero tampoco hacerlo tan cercano a la fecha del viaje, para darle tiempo de asimilar lo que está pasando. 
  • Hacerlo participe del proceso. Que él pueda elegir cuales son los juguetes indispensables por ejemplo. Cuáles llevar en la maleta de mano. Que decida algunas cosas especiales para llevar en la maleta. 
  • Permitirle que se despida de sus amigos y el resto de la familia. Y establecer estrategias para mantener el contacto desde el nuevo país. 
  • Darle espacio a nuestros hijos para preguntar. Para investigar sobre el país destino para hacerse una idea de cómo será esta nueva etapa. 
  • Tomar en cuenta su opinión con respecto a pequeñas decisiones y que nuestro hijo sienta que su posición es tomada en cuenta. Por ejemplo, el color o motivo de su cuarto nuevo. Si quiere llevar tal o cual juguete como compañero de vuelo. Cosas pequeñas pero que le den cierta participación. 
  • Al contrario del punto anterior. Es importante que los padres o responsables de la mudanza o proceso de migración seamos quienes tomemos las decisiones de peso. El país de destino, la elección del nuevo hogar, de la nueva escuela, las condiciones en general de la migración. No sólo porque son decisiones muy importantes de las que depende el éxito de este proceso y la estabilidad de la familia, sino también porque no son decisiones que deben recaer sobre nuestros hijos, esto los puede hacer sentir nerviosos, ansiosos y darles la sensación de que sus padres no tienen mucha noción de lo que están haciendo. 
En general, emigrar es un proceso difícil, exigente, que pone a prueba nuestros límites y nuestros hijos no están exentos de eso. Ponen a prueba también la fortaleza familiar. Incluso porque cuando están bebés, sienten todo nuestros estrés y lo viven también. Entonces, independientemente de la edad, va a ser difícil, y nosotros como padres deberíamos asumir no sólo las dificultades que nos trae, sino que también tenemos que brindarle apoyo y contención a nuestros hijos para que este proceso sea lo más llevadero posible para ellos.

Texto: Bertha Verdez @maminmigrante / Joana Alenso - Psicólogo clínico @psicologiaparami
Foto: @nico_photography

1 comentario:

  1. Qué buen post, me encanta que los niños sientan que pertenecen a la familia. Deben estar informados sobre lo que está pasando y sobre los cambios a los que se van a enfrentar, así ellos lo tomarán y llevarán mucho mejor sin duda.

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